¡Moin! Estas últimas semanas están siendo un poco locura. Entre las clases de alemán que son unas cinco horas diarias, los niños, el trabajo y que hemos tenido visita a penas me queda tiempo para mucho más. Menos mal que ya estamos en el horario de verano que a mi me da la vida ya que al tener más horas de luz, tengo más tiempo para hacer fotos. ¿Cómo llevas el cambio de horario? ¿Prefieres el horario de invierno o el de verano?
Bollos preñaos
martes, 21 de marzo de 2017
Cuando les dije a mis amigos que iba a hacer un curso de alemán, me miraron como si estuviera loca. Después de tantos años en Alemania y con mi nivel de alemán la idea de hacer un curso era considerada por mucho como una auténtica pérdida de tiempo. Nada más lejos de la realidad. No podría estar más contenta de hacer este curso. A pesar del cansancio y de tener la cabeza como un auténtico bombo con declinaciones y terminaciones para arriba y para abajo. A veces llego a casa y os juro que me estalla la cabeza pero estoy super feliz porque hoy he escrito un texto y, por primera vez, en muchos años, no tenía ni un sólo fallo. Yes! Vamos mejorando!
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Pequeña tarta de queso y vainilla
martes, 14 de marzo de 2017
Empecé a estudiar alemán a los catorce años. Iba una hora todos los días a la escuela de idiomas. Luego, seguí estudiando alemán en la Universidad. Soy Licenciada en Traducción e Interpretación así que los idiomas siempre me han acompañado. Mi primer profesor de alemán en la Uni era buenísimo. Después, me tocó una profesora que consiguió que el alemán fuera mi asignatura más odiada.
Ahora quiero que te imagines que te apuntas a un curso de alemán. Y la profe te ordena que entrevistes a tu compañero. Vamos que le preguntes de dónde viene, qué hace, cuánto tiempo lleva aquí, cuáles son sus hobbys. Esas cosas típicas del primer día de clase. Y tu compañero te cuenta que tardó dos meses en llegar Alemania; que dejó en Siria a sus padres, hermanas y hermanos; que llegó en una lancha a Grecia y siguió su camino a pie durante sesenta días. Y que le gusta mucho la natación y en su país formaba parte del equipo nacional pero que no nada desde que estalló la guerra. Y ahora quiero que imagines que todos tus compañeros de clase relatan una historia similar. A medida que iban hablando, se me iban llenando los ojos de lágrimas.
Somos incapaces de valorar lo que tenemos porque lo damos por supuesto.
Por cierto, ¿te puedes imaginar de qué hobby hablé yo? Exacto, de la fotografía culinaria y las recetas. Así que aquí tienes la receta de esta semana. Es un postre de queso muy fácil y resultón. Si lo decoraras con alguna fruta del bosque queda muy vistoso.
75 g de galleta tostada molida
80 g de mantequilla
400 g de queso tipo Philadelphia
1 vaina de vainilla
60 g de azúcar glas
100 g de nata agria o crema agria
Preparación
Para hacer la base, metemos las galletas en una bolsa con cierre hermético y pasamos el rodillo de cocina hasta que queden pulverizadas. Mezclamos la galleta triturada con la mantequilla.
Ponemos esta mezcla sobre los moldes individuales y reservamos.
En un recipiente, echamos el queso. Agregamos el azúcar glas. Cortamos la vaina de vainilla longitudinalmente y extraemos la semillas que añadiremos a la mezcla. Batimos bien unos 5 minutos.
Finalmente, agregamos la nata agria y batimos brevemente de nuevo.
Vertemos la mezcla sobre los moldes individuales y dejar reposar unas dos horas en la nevera.
Decoramos con frutas del bosque cuando vayamos a servir.
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Magdalenas caseras de la abuela
martes, 7 de marzo de 2017
Hace algunos años empecé a recolectar mis recetas en un blog de maternidad que dio lugar a Strudel & Flan. Mi deseo no era otro que tener siempre a mano mis recetas de cocina; compartirlas con familiares, amigos y contigo. Sobre todo, pensaba que sería genial que mis hijos tuvieran una fuente donde consultar mis recetas.
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